Comprender las etapas del desarrollo del perro es esencial para anticipar problemas de conducta, acompañar su crecimiento y guiar mejor a los tutores desde la consulta veterinaria. El carácter del perro adulto no aparece de la nada: se construye paso a paso desde antes de nacer. Cada etapa del desarrollo influye en su forma de relacionarse, adaptarse y responder al entorno. Como veterinarios, entender este proceso nos permite detectar problemas de conducta de forma temprana y orientar mejor a los tutores. En este artículo repasamos las fases clave del desarrollo canino y qué implicaciones tienen en la consulta clínica.
1. Antes de nacer: el papel de la gestación
Sí, el comportamiento también empieza en el útero. Si la madre vive una gestación con altos niveles de estrés, las crías pueden tener más probabilidades de mostrar ansiedad o miedo. El entorno, la nutrición y el estado emocional de la madre marcan el inicio del desarrollo conductual.
2. Etapa neonatal (0-2 semanas)
En estas primeras semanas, el cachorro depende totalmente de su madre. Su conducta se limita a reflejos básicos (succión, vocalización), pero el contacto físico y la estabilidad son claves para un desarrollo neurológico saludable. Aunque aún no hay aprendizaje como tal, sí se están formando las bases del vínculo y la regulación emocional.
3. Etapa de transición (2-3 semanas)
Comienza a abrir los ojos, reacciona a estímulos y empieza a explorar. Aunque es una fase corta, representa un punto de inflexión: el cachorro empieza a interactuar con su entorno. Es el inicio de la curiosidad.
4. Periodo de socialización (3-12 semanas): el más crítico
Durante este periodo, el cachorro es una esponja. Todo lo que viva ahora (personas, sonidos, otros animales, superficies) quedará grabado como “normal” o “seguro”. Por eso es fundamental: Exponerlo de forma progresiva y positiva a estímulos variados. No sobreprotegerlo ni saturarlo. Permitir que tenga contacto con otros perros y humanos de distintas edades y apariencias. Muchos problemas de conducta en la edad adulta (miedos, agresividad, hiperreactividad) se originan en una socialización deficiente. 💡 Importante: la llegada al nuevo hogar suele darse entre las 8 y 10 semanas. Aquí el papel del veterinario es clave para guiar a los tutores sobre cómo actuar y qué evitar.
5. Etapa juvenil (3-6 meses)
El cachorro ya camina con seguridad, juega con intención y busca aprender. También empieza a poner a prueba límites. Es una etapa ideal para trabajar autocontrol, reforzar conductas deseadas y seguir con la socialización. Es normal que aparezcan miedos nuevos o mayor sensibilidad a ciertos estímulos. El acompañamiento respetuoso y la prevención del castigo son claves.
6. Adolescencia (6-18 meses): la etapa más “complicada”
Sí, los perros también tienen adolescencia. Aumenta la independencia, se consolidan conductas y puede haber regresiones o comportamientos impulsivos. Algunos perros se vuelven más inseguros o retadores. Aquí, la paciencia, la coherencia y la prevención de conflictos son fundamentales. Es una etapa de vulnerabilidad que a menudo se subestima. Si se detectan señales de alerta, es recomendable actuar antes de que los problemas se cronifiquen.
7. Edad adulta (a partir de los 18 meses)
El perro ya tiene una personalidad definida, pero sigue aprendiendo. Lo vivido en sus primeras etapas determinará su grado de confianza, tolerancia y adaptación al entorno. Un perro bien socializado, guiado con respeto y expuesto de forma gradual a la vida real será más equilibrado.
En resumen
Las etapas del desarrollo canino no son solo una curiosidad etológica: son la base del comportamiento que veremos en consulta. Si ayudamos a tutores a entender cada fase, podemos prevenir muchos problemas de conducta antes de que aparezcan. La clave está en intervenir pronto, acompañar con criterio y tener siempre en cuenta el contexto emocional y social del perro.
Fuentes consultadas:
Horwitz, D., & Mills, D. (2009). BSAVA Manual of Canine and Feline Behavioural Medicine. Lindsay, S. R. (2000). Handbook of Applied Dog Behavior and Training. Álvarez, M., & Fatjó, J. (2007). Etología clínica del perro y el gato. Serpell, J. (2017). The Domestic Dog (2ª ed.). Guías del American Veterinary Society of Animal Behavior (AVSAB). Udell, M., & Wynne, C. (2008). Journal of the Experimental Analysis of Behavior.